jueves, 29 de enero de 2015

Las presiones en la danza


La danza en sus diferentes manifestaciones (ballet, contemporáneo, jazz, etc.) es una disciplina con un alto nivel de exigencia en todo sentido. Una bailarina o un bailarín debe esforzarse por mejorar constantemente su técnica,  mantener su cuerpo esbelto,  manejar estudios escolares y ensayos, etc.

En este sentido, es fácil que la autoestima tambalee en un mundo lleno de tantas presiones y donde el 100% de belleza y habilidad es lo mínimo que se exige. Un nivel de exigencia extralimitado puede hacernos sentir que no somos lo suficientemente buenas/os o que no tenemos talento y practicar danza ya se vuelve una tortura, pues amas la danza, pero dejas de disfrutarla.

Habrá a quienes esto no les afecta en lo absoluto. Se centran en su propio trabajo y logran dejar de lado esta situación competitiva. Sin embargo, habemos otras a las que solo pensar que otra tiene algo que a mi me gustaría tener, nos agobia la existencia. Quizá porque esa persona tiene mayor probabilidad de obtener el papel que yo quiero, es seguro que la suban de nivel en la escuela de danza u obtiene mayor atención positiva de parte  maestras/os




A continuación, situaciones comunes y consejos que pueden ayudarte a comprender y lidiar con las presiones del mundo de la danza:

1    1. Cuestión de tiempo

     Las personas nacemos y desarrollamos un ritmo de aprendizaje, el de algunas es rápido y el de otras no tanto (me incluyo en el último), pero eso no significa que eres más ni menos.
     
     A lo mejor alguien más  se aprendió las cuatro coreografías de la obra y tú aún vas por la mitad de la primera!, pero al final el resultado será el mismo: aprender. Cuando te vean en el escenario, no llevaras un cartel diciendo “me tardé dos semanas en memorizar los pasos y la de mi lado un día”.
    
    Igual sucede con la flexibilidad, es algo que puede ser natural o no en ti. Lo que importa es si te esfuerzas por mejorarla. Quizá a tu compañera le sube más la pierna, pero tú podrás llegar a esa misma altura si sigues trabajando. Te tocará  trabajar el doble, sí, pero vale la pena porque la danza es lo que amas.

2    2.  Tu profesora/or tiene que criticarte

A veces, no sentimos tan frustradas/os que pareciera que nuestra/o porfesora/or está en nuestra contra!, que no nos entiende sin embargo, es necesario despejar nuestra mente, escuchar y no ponernos a la defensiva.

Tu profesora/or debe señalarte las faltas y decirte las correcciones porque es su trabajo! Quítale es tono de voz molesto con el que te corrige y aprovecha la guía y sabiduría que te está brindando para que mejores.

Piensa que lo verdaderamente feo es llegar a clase y no recibir ninguna corrección, pues hace que te estanques y no mejores.

3    3.     Las/los compañeras/os desagradables

Las divas y divos en un grupo incomodan. Nada peor que sentir esa mirada de desaprobación por esa persona con mayor nivel técnico y/o con roles principales. Que noten tu existencia y te dirijan la palabra solo si necesitan algo (que les abroches el vestuario, un gancho, tirro para sus dedos, etc.)

Aunque es molesto, debemos aceptar que también son seres humanos (aunque no siempre lo parezcan). Lo mejor en estos casos es actuar de manera asertiva y no prestarle mayor atención de la necesaria es decir, hablar mal de esa persona no hará que cambie su actitud como tampoco lo hará negarte a brindarle ayuda cuando te lo pide.

Si sientes que ya se pasó del límite y te está intimidando con comentarios irrespetuosos,  esas miradas son constantes o alguna otra cosa que dañe tu integridad física o emocional, debes hablar con tu profesora/or encargada/o acerca de lo que está sucediendo. Si en tu escuela no se toman cartas en el asunto, lo mejor es cambiar de institución.


Las comparaciones suelen ser inevitables. Siempre hay una chica más delgada que yo, otra a la que le sube más la pierna, aprende más rápido las combinaciones, salta más alto, su pie es más arqueado, tiene un lindo estilo para bailar y…la lista se vuelve interminable.

Aunque es algo “normal” sentirse en competencia si no aprendemos a controlarnos y a transformar esos pensamientos, nuestra autoestima puede verse afectada y desembocar en serios problemas de ansiedad, trastornos de la alimentación, entre otros y hacer que nuestra danza acabe.

No permitas que ninguna de las situaciones anteriores acabe con tus sueños. Ser bailarina o bailarín no es fácil, si estás ahí es porque tienes algo especial, eres fuerte y única/o. Si fuese fácil, cualquiera lo haría.



Escrito por: Kelly Posada


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